Lo que cada mujer sentimos….
Y tenemos miedo a reconocer…. Nuestro placer en soledad, es el más de los puros y sencillos, por que no se comparte, ni nos lo proporcionan, ni nos los dan, ni nos lo regalan, ni nos lo ofrecen.
Es el prodigar al cuerpo de mil tiernas caricias de nuestros propios dedos, arrancar suaves gemidos, que nos llevan a un mundo de fantasía donde la decadencia del tórrido placer se hace terriblemente egoísta, recorriendo los propios tiernos pliegues más íntimos.
Soy mujer y me masturbo, si, ¿Qué pasa? ¿A caso no buscamos la equidad con el mundo masculino? ¿O es que sólo ellos tienen el derecho de decir que se masturban? Por qué ocultar algo que nos es innato, que llevamos dentro de nuestro ser desde que nacemos. Desde hace siglos, el propio placer siempre ha estado presente en el cuerpo de una mujer.
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